Querido Ozzy
Querido Ozzy:
No sé cómo empezar a escribir esto sin llorar.
Ayer el mundo se detuvo. Se quebró algo en el aire, como si un eco enorme, hecho de gritos, distorsión y ternura, se apagara de golpe.
Ayer te fuiste. Y aunque sabíamos que estaba cerca, nada me preparó para esta tristeza.
Porque no solo te fuiste tú, Ozzy. Se fue un pedazo de la historia del mundo, de mi historia.
Un pedazo de todos los que alguna vez soñamos con ser libres, salvajes, distintos.
De todos los que encontramos en tu música un hogar donde sí encajábamos.
Pero no quiero que esto suene trágico. Quiero que suene agradecido.
Gracias, Ozzy.
Gracias por tanto.
Por cada riff. Por cada locura. Por cada concierto. Por cada palabra que se convirtió en refugio.
Por convertir la oscuridad en arte.
Por no rendirte nunca. Ni siquiera cuando tu propio cuerpo te pedía que pararas.
Te vi hace 18 días en tu concierto de despedida en Birmingham.
Lloré, Ozzy. Como las más de 40.000 personas que estaban allí, como los 6 millones en streaming.
Lloré cuando te vi luchar por ponerte en pie.
Cuando se notaba en tu rostro la frustración de no poder hacerlo.
Pero aún así estabas ahí. Sentado. Cantando.
Diciendo adiós con más dignidad y amor del que muchos podrían imaginar.
No necesitabas levantarte. Ya eras más grande que todo eso.
Y cuando sonó Mama I’m Coming Home, lloré otra vez.
Porque supe que nos estabas diciendo adios, porque de verdad te estabas yendo a casa.
Porque ya no eras solo Ozzy: eras una despedida viviente.
Y todos lo sentimos. Todos lloramos
Ese concierto fue tu regalo final.
Tu carta de amor a nosotros.
Y ahora yo te devuelvo una.
Gracias por regalarme sueños.
Por inspirar tanto.
Por hacer de tu vida una historia fascinante, tan imperfecta como luminosa.
Por tu honestidad brutal. Por tu música. Por tu existencia.
Te llevas un pedazo de mí, Ozzy.
Pero me dejas algo eterno:
Una parte de mi alma que grita contigo, cada vez que suena una guitarra.
Descansa, leyenda.
El tren loco ya ha llegado a casa.
Con amor,
una más de los millones que lloramos tu partida.